jueves, enero 10, 2013

Tres casos de "no éxito"

Empiezo a escribir "calentita", acabo de leer un artículo que hablaba de las cosas que las azafatas odiaban de los pasajeros.
Pues bien, aunque solo sea para contrarrestar, voy a hablar de lo que he presenciado personalmente en los cuatro vuelos que he realizado en este año que acaba de dejarnos, el 2.012. Quiero recalcar, una vez más y para que quede muy claro, que son cosas presenciadas por mí, pues aunque alguna otra salida de tiesto me han comentado amigos y conocidos, solo voy a exponer lo que he visto con estos ojitos.

El caso de la Señora Operada.
Una Sra. de alrededor de 65 años, camina arrastrando su trolley a la altura de la fila 9, se encuentra de frente a una azafata y le dice: Señorita, ¿puede Ud. subirme el trolley? es que me han operado de la muñeca hace unos días.
Contestación de la azafata (eso sí, mientras subía el troley), -Yo no estoy aquí para cargar con su equipaje señora!
La señora la miró y volvió a comentarle lo de su operación de muñeca, a lo que la azafata respondió: - Si no es Ud. capaz de ocuparse de su equipaje, quizá no debiera viajar sola.
La Señora se quedó tan cortada que no articuló palabra.

El caso del Caballero.
Un Sr. busca sitio en los compartimentos de equipaje de mano y, al no encontrarlo, le dice a una azafata que llevaba mirándole un ratito: Oiga, no encuentro sitio donde acomodar mi maletín.
Contestación de la azafata: Ya, no lo hay, haber subido antes!.
En este caso, otra azafata estuvo diligente al quite y arrebatando rápidamente el maletín de las manos del Sr. le dijo:- Se lo coloco delante, si no lo necesita durante el vuelo, se lo entregaré a la salida.
El Sr., que era un caballero de los que ya no hay muchos, le dijo (con una sonrisa): -Es Ud. muy amable.

El caso del Señor Cabal.
Un  señor sentado en la fila de la salida de emergencia, escucha a la azafata decirle a todos los de la fila que están en la salida de emergencia, que no pueden llevar nada encima y deben entender todos los mecanismos de seguridad, apertura de puertas....por estar allí sentados.
El Sr., cuando la azafata acaba, le dice: -Verá, no sé si la he entendido, no estoy seguro de saber qué hacer si ocurriera un percance.
La Azafata: -Y, ¿porqué está sentado en esta fila?, las personas que no son capaces de entender estas instrucciones básicas no pueden ir sentados aquí.
El Sr:  -Verá Ud. señorita, yo no he pedido estar aquí sentado, me han dado este asiento al facturar la maleta y, si Ud. cree que debo cambiar de asiento con alguna otra persona más preparada que yo, no tengo inconveniente ninguno en hacerlo.
Esto ocurría justo detrás de mí e imagino a la señorita azafata roja de vergüenza, porque le cambió el tono de voz, le alcanzó la cartulina con las instrucciones y explicó al Sr. la manera de tirar de la puerta de emergencia.

Creo que estas tres historias hablan por si mismas y no quiero añadir comentario alguno más.
No dudo que las señoritas azafatas estén preparadas técnicamente para serlo y sé que no todas las azafatas son así, pero estas tres cosas han ocurrido en cuatro vuelos; saquen ustedes mísmos las estadísticas!
En fin, que....unas clases de amabilidad, tolerancia y educación no les vendrían nada mal.