viernes, abril 13, 2007

LA VIVIENDA EN EL RENACIMIENTO




12, Junio de 1.569



Espero, amigo Diego, en la fortuna que al recibo de estas letras goces de buena salud y el alumbramiento de tu esposa, previsto como estaba para el mes de Mayo, te haya colmado de dicha. Es varón como esperabas?

Hace escasos quince días que me hallo en casa de mi tío Andrés de Ayala. Como te contaba en mi anterior carta, enterarse de que había acabado mis estudios de ingeniería y hacerme llamar para que pudiese ayudarle en sus proyectos arquitectónicos fue todo uno.
Nada más llegar me di cuenta de que, si bien mantiene una enorme agilidad de pensamiento, sus piernas no le responden como antaño.
En el pasado, gocé de su compañía en no pocas ocasiones pero, nunca me había dado cuenta de su gran pasión por lo que hace y sus enormes conocimientos de Cantería, Rejería y cualquier otra disciplina que tenga que ver con la arquitectura.
No dudo que los años que pase en su casa, ayudándolo en sus proyectos, van a ser para mí de inestimable valor para el futuro.
En estos últimos seis años, se ha construido para sí, en la Plazuela del infante Don Sancho, una casa que es su orgullo y donde ahora yo resido.
Como sé que este tema es también de tu interés, voy a explicarte someramente las características de su nueva casa que, ya es conocida fuera de las murallas de esta ciudad, por su innovador estilo y su belleza.
La fachada es de concepción horizontal y consta de dos cuerpos. En el primero, sobre zócalo, hay dispuestos una serie de vanos adintelados y coronados por un frontón triangular.
La portada principal, adintelada también y con columnas jónicas, queda coronada por ángeles que sostienen, sobre filacteria, el escudo de armas de la familia de mi tío Don Andrés de Ayala.
A la derecha de la puerta principal se disponen en hilera seis grandes anillas de hierro para las cabalgaduras.
En el cuerpo superior, separado del inferior por sencillas molduras, se rasgan los vanos hasta convertirse en balcones que quedan perfectamente alineados sobre los vanos del cuerpo inferior. Estos balcones están dispuestos sobre pequeñas peanas, enmarcados por ligeras molduras y rematados por una cornisa sobre la que descansan frontones de arco abierto.
Corona toda la fachada una gran cornisa volada con un friso de grandes ovas.
Tras la portada adintelada, y ya en el interior de la casa, encontramos un gran zaguán que da acceso al patio. Este patio, intimista y reducido, está porticado a dos alturas. En el piso inferior, lo soportan columnas anilladas y en el superior arcos de medio punto. En las enjutas de los arcos del piso superior hay sencillos relieves pétreos con los signos del zodiaco.
La parte interior del alero, así como el techo de la escalera que parte desde una esquina del patio, están decorados con un magnífico artesonado.
Entrando en el patio, a la izquierda está la cocina así como todas las dependencias auxiliares y también la salida al huerto trasero.
A la derecha se encuentran varias salas de recibir y el comedor. Todas ellas son espaciosas, y están adornadas con oleos y tapices.
Las ventanas tienen cristales emplomados y cortinajes de terciopelo.
En el piso superior hay media docena de dormitorios. El que yo ocupo, consta de una gran sala en la que hay un velador con dos sillas en una esquina, una mesa de trabajo cerca del balcón para que esté convenientemente iluminada y dos alcobas, a las que se accede por grandes arcos con cortinajes de terciopelo verde. Ambas alcobas tienen camas matrimoniales.
Los muebles son de maderas nobles, caoba, cerezo, nogal, …
En fin, amigo Diego, yo era conocedor de que mi tío tenía un buen pasar pero esta casa le debe haber costado no pocas bolsas de Escudos de Oro.
Callo ya y salgo a dar mi acostumbrado paseo de antes de cenar. Esta ciudad es realmente agradable de recorrer en esta época del año.
Espero que puedas gozar pronto de unos días de vacaciones y te acerques a visitar a este amigo que te recuerda con cariño y queda ansioso por abrazarte de nuevo.

Francisco Molina

No hay comentarios: